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10 cosas que no sabías de la historia de Arcor

Hace 67 años, un 5 de julio de 1951, un grupo de jóvenes emprendedores tuvo un sueño: crear una fábrica de caramelos y ofrecerlos en el mundo entero. Hoy ese sueño se convirtió en la principal empresa de alimentos de Argentina. Te contamos 10 anécdotas detrás del comienzo de esta historia de innovación y espíritu emprendedor.

arcor_historia

Se dice que la historia de Arcor es una historia de amigos que comenzó con Sasort, una fábrica de golosinas en Sastre, Santa Fe; siguió en Tucumán, con una fábrica de cartón; y se afianzó finalmente en un pueblo de Córdoba.

En estas casi 7 décadas de historia, Grupo Arcor se transformó en la principal empresa de alimentos de la Argentina, el primer productor mundial de caramelos y una de las empresas de galletas más importantes de Latinoamérica, llegando con sus productos a más de 120 países.

La clave de su continuo crecimiento está en su ADN: una empresa argentina, familiar, que a lo largo de 67 años se sostuvo gracias a sus valores sólidos, el trabajo constante, el esfuerzo y el respeto por las personas y las comunidades en donde está presente.

Esta historia guarda muchos datos y anécdotas; en esta oportunidad te presentamos 10 cosas que tal vez no sabías de Arcor.

1) Todo empezó en una panadería

Amos, el padre de Fulvio Pagani –uno de los fundadores de Grupo Arcor-, llegó a la Argentina en 1924; y se instaló en Arroyito, Córdoba. Dado que en Italia había ejercido el oficio de panadero, durante su primer año de estadía en el país trabajó como empleado en una panadería. Fue así como juntó el capital necesario y puso su propio negocio: primero una panadería en Arroyito y luego otra en otro pueblo cercano.
A los diez años, decidió diversificar las actividades y comenzó a fabricar caramelos de leche, primero en forma artesanal y desde 1936 con una estampadora automática, lo que permitió expandir la producción. Sus tres hijos varones —Fulvio, Renzo y Elio— comenzaron a trabajar en el negocio fraccionando golosinas y galletitas que compraban a granel en Buenos Aires.

2) ¿Cómo se conocieron los fundadores de Arcor?

 fundadores_arcor

A partir de su actividad, la familia Pagani se fue relacionando con otros fabricantes de golosinas del Interior. En 1946 tomaron contacto con un grupo de inversores que estaban instalando una fábrica de caramelos y galletitas en Sastre, un pueblo de la provincia de Santa Fe, cercano a la frontera con Córdoba.
Los socios de la empresa -a la que denominaron Sasort- estaban interesados en un principio en comprar una máquina que Amos Pagani utilizaba para la envoltura de caramelos, pero al conocerlo le propusieron asociarse al nuevo emprendimiento.

Fue allí que los Pagani conocieron también a un grupo de jóvenes -Mario Seveso, Enrique Brizio y Modesto “Tito” Maranzana- que habían sido contratados por Sasort y que previamente habían trabajado para la firma cordobesa Boero y Sebaste,  por aquel entonces la mayor fábrica de golosinas del interior. Seveso era mecánico y Brizio y Maranzana, viajantes.

3) ¿Cómo nació el sueño?

Fulvio Salvador, que tenía apenas 18 años y seguía con su trabajo en Sasort, propuso a los dueños ampliar la escala de la empresa, concentrándose en la fabricación de caramelos y elevando la producción a 10.000 kg diarios, con lo cual se reducirían los costos y se incrementaría la competitividad de la firma.
Los socios de Sasort no aceptaron, pero esta propuesta fue la idea a partir de la cual se creó Arcor a los pocos años.
En 1948 los hermanos Pagani se asociaron con Enrique Brizio y con los hermanos Tito, Pablo y Vicente Maranzana para comprar una cartonería en Tucumán. Así nació la Sociedad Industrial del Envase SIDE, de cuya dirección se hicieron cargo Fulvio Salvador Pagani y Pablo Maranzana. Tanto la experiencia de Sasort como la cartonería sirvieron para ir acumulando el capital y la experiencia que hicieron posible la creación de Arcor.
 inicios_arcor

4) Una empresa familiar

Para comprar el primer predio de 10.000 m2 en Arroyito, los socios contaron con el apoyo de sus familias y hasta de todo el pueblo. Además de ellos participaban otros socios menores, con los que se completaba un total de 23 accionistas. Todos eran parientes, amigos o vecinos de los socios principales y oriundos de Arroyito.

Las esposas colaboraban realizando diversas tareas en la fábrica: envolver caramelos, limpiar las máquinas, preparar comida para grupos de clientes o alojar en sus casas a gente que llegaba a Arroyito por negocios, ya que la capacidad hotelera del pueblo no era suficiente.

familia_arcor

5) ¿Te imaginás si Arcor hubiera tenido otro nombre?

Arcor es la conjunción de las primeras letras del lugar que lo vió nacer: Arroyito / Córdoba. Pero en un inicio se habían barajado otros dos nombres por los únicos dos niños de las familias fundadoras: Jorge Seveso y Miriam Maranzana, por eso primero se pensó en la conjunción de sus nombres JorMir o MirJor.

  jorge_seveso

6) La luz de Arroyito.

Cuando Arcor instaló su primera planta en Arroyito, Córdoba, sólo había 4.000 habitantes. 
En los inicios, en el pueblo se cortaba la luz desde la medianoche hasta las 6 de la mañana, por lo que la producción se detenía. De hecho, muchas de las cajas de caramelo se armaban en las casas de las familias fundadoras, a la luz de las velas.

Pero un problema eléctrico no podía detener el objetivo de los pioneros: fabricar 5.000 kg de caramelos diarios.

 primeras_maquinas_arcor

Fue así como los jóvenes montaron un primer generador para trabajar las 24 hs. Esa primera máquina fue creada por Mario Seveso, el mecánico del grupo, a partir del motor de una cosechadora. En 1955, por iniciativa de Fulvio Salvador Pagani, se constituyó la Cooperativa Eléctrica de Arroyito, con una usina de 750 hp (caballos de fuerza) , y más tarde Arcor instaló su propio turbogenerador. 

Hoy el complejo industrial de Arroyito tiene su propia Central Termoeléctrica "Mario Seveso".

 "Fue realmente una tarea de pioneros. Tuvimos que resolver todos los problemas, desde la provisión de energía hasta hacer el pozo de agua". Fulvio S. Pagani, en su libro Una vida al servicio del país.   

7) ¿Cuáles fueron las primeras maquinarias de Arcor?

En el primer viaje a Buenos Aires, en el que se decidió la creación de la empresa, los socios fundadores compraron el equipamiento básico: un torno, una limadora, una soldadora y cuatro formadoras de caramelos con sus moldes. Guardaron todo en un galpón en la localidad de Las Varillas y Seveso se ocupó de la construcción de las máquinas para la fábrica de golosinas.

Armó las primeras instalaciones reciclando maquinaria de los años treinta y encargando la fabricación a terceros en talleres de las provincias de Córdoba y Santa Fe.

Cuando comenzaron los viajes a Europa de Fulvio Salvador Pagani, sus colaboradores comenzaron a tomar modelos de máquinas extranjeras. En las visitas a las ferias internacionales y a fábricas de golosinas del exterior, observaban las máquinas y reunían folletos, y sobre esa base las construían, ya que eran demasiado caras para comprarlas.

En su primer viaje a la Feria de Milán junto a Pagani, Seveso dibujó un bosquejo de una máquina amasadora. Con este boceto y los folletos reunidos fabricó una maquina similar en el taller de Arroyito, introduciéndole algunas mejoras ideadas por él mismo. 

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8) ¿Cómo se vendía en los primeros tiempos?

Arcor comenzó vendiendo en provincias del interior del país a través de viajantes mayoristas. Los primeros fueron los tres socios fundadores: Renzo Pagani (que cubría el área del norte de Córdoba, hasta Santiago del Estero) y Tito Maranzana y Enrique Brizio (que se ocupaban de la zona que abarcaba desde el Este de Córdoba hasta Entre Ríos). En esta primera etapa se tomaban las decisiones de acuerdo con “lo que pasaba en la calle” y los vendedores tenían contacto permanente con las personas encargadas de la expedición.

Cada viajante tenía una valija marrón con diferentes pisos en donde se podían ver las muestras de los principales productos. Una de ellas se encuentra en el Museo que Arcor tiene en Arroyito. 

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9) ¿Sabías cuál fue la primera campaña publicitaria de Arcor?

A fines de la década del 50, Arcor comenzó a hacer campañas publicitarias de alcance nacional a través de la radio, el cine y la televisión. La primera de ellas fue la de los Bocaditos Holanda, en 1958, con la organización de un concurso en uno de los programas radiales de mayor difusión. La consigna consistía en que los participantes adivinaran el país que le dio nombre al producto.

Una de las gráficas de Holanda fue realizada por el reconocido ilustrador argentino Landrú.

Hoy Grupo Arcor es uno de los principales auspiciantes de Argentina y el bocadito Holanda sigue siendo una de sus golosinas emblemáticas.

 bocadito_holanda

10) La primera exportación

Hoy no es extraño encontrarnos con diferentes productos de  Arcor en EE.UU. o con bombones bon o bon en Angola, Tailandia, India o Japón. De hecho, la vocación exportadora de Grupo Arcor estuvo desde los inicios. En la década del 60, Fulvio Pagani había insistido en la necesidad de ganar mercados externos, subrayando la necesidad de “apuntar al mundo” y de “salir a buscar oportunidades”.  

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La primera experiencia fue en 1968 a Estados Unidos y es una muestra de las dificultades que presentaba la expansión hacia nuevos mercados. Se enviaron dos containers de caramelos de leche, transportados en bodega común, que se derritieron al pasar por el Ecuador, llegando la mercadería a los Estados Unidos en un solo bloque. Frente a esta situación, Arcor decidió pagar la factura, aunque le significara un costo elevado. Esta actitud le dio la suficiente credibilidad para que a los pocos meses esos clientes fueran personalmente a conocer la empresa y concretaran una sólida relación.

Sin embargo, ese primer error fue un gran aprendizaje. Actualmente, Grupo Arcor exporta alrededor de 2,8 millones de toneladas por año a más de 120 países (eso incluye materias primas, productos agroindustriales, frutas, productos terminados, flexibles y comercio exterior). Esto implica recorrer 57 millones de km por año o, lo que es lo mismo, dar 1360 vueltas al mundo*.

 

* Datos publicados en Diario La Nación (2017)

Si querés conocer esta y otras historias sobre el crecimiento de Arcor, podés descargar el libro “Globalizar desde Latinoamérica”.

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