Monstruitos Pasteleros
Había una vez una aldea llamada Monstruolandia, situada en un bosque muy lejano.
Allí vivían los monstruos pasteleros, seres fanáticos de crear tortas fantásticas y competir por el título al mejor de los mejores pasteleros de todo el bosque y más allá.
Dentro de esta maravillosa aldea, vivía un monstruito de color azul llamado Wonki.
Un día Wonki estaba caminando por el centro de la aldea y encontró un aviso que le llamó la atención. El volante anunciaba un gran concurso pastelero que invitaba a crear la torta más original, más esponjosa y más colorida para celebrar el aniversario de la aldea.
Wonki fue corriendo a su casa para contarle a su abuela sobre este concurso. Estaba tan emocionado, que, sin darse cuenta, en el camino se chocó con una monstruita llamada Pini, que tenía junto a ella un pequeño conejo.
¿Por qué estás corriendo? - Dijo Pini
¿No te enteraste del aniversario de la aldea?- Preguntó Wonki- Para celebrar, el alcalde propuso un concurso que nos invita a hacer la torta más original.
Pini respondió- ¡Sí! Vengo de la casa de Chispas, el monstruo verde, y me dijo que va a preparar la torta más sabrosa de todas. Y Pastelito, el monstruo de pelos locos, me contó que va a jugar con los colores ¿Vos qué vas a hacer?
Wonki no supo qué contestar y se quedó pensando cómo podía ganar el concurso. Más tarde, conversando con su abuela descubrió qué era lo que debía agregar a su torta para que sea única: AMOR.
El día del concurso llegó y Wonki tenía todo listo para hacer la torta más sorprendente, pero olvidó el ingrediente más importante.
Automáticamente, pensó que no ganaría, pero Chispas se acercó y le dijo: “No te preocupes, yo me olvidé el molde”. Para la sorpresa de ambos, Pastelito saltó gritando, “¡Yo me olvidé de sacarla del horno!”
La monstruita Pini, luego de escuchar a sus amigos tristes, se acercó y les dijo:
¿Y por qué no preparamos una torta juntos? ¡Va a ser la más creativa, rica y colorida de la aldea!
Inmediatamente, Wonki dijo que sí y los invitó a la casa de su abuela a buscar el ingrediente que todo lo puede. Los 3 se miraron y partieron a la casa de su abuela a cocinar una torta colorida ¡y llena de amor!
Los pequeños monstruos se pasaron toda la tarde cocinando, y es así, que además de divertirse y pasar un buen rato juntos, lograron la torta más increíble de todo el concurso.
Fueron los ganadores del concurso y festejaron sacándose fotos con la torta que crearon juntos.
Moraleja: Trabajando y ayudando en equipo siempre se logran los mejores resultados.